¿ESCUCHAS TU CUERPO?

Muchas veces, nos olvidamos de nuestro cuerpo, como si fuera algo desconocido que simplemente está ahí y funciona, que sirve para llevar a cabo todas las tareas del día a día… Hasta que un día se queja y aparecen dolores o enferma y, entonces, sí que nos damos cuenta de que existe.

El cuerpo, es como una maquinaria perfecta en la que cada pieza sabe lo que tiene que hacer y cómo tiene que funcionar.

¿Cúantas veces te has parado a pensar en tu cuerpo? En la cantidad de cosas que hace a lo largo del día; desde lo más desapercibido como la renovación celular a permitirte correr o respirar. En la cantidad de cosas que te permite hacer y en las sensaciones que es capaz de hacerte sentir, como cuando recibimos un abrazo o acariciamos a otra persona…

Normalmente, si te paras a pensar en tu cuerpo es para criticarlo: “he engordado”, “no me gusta mi nariz”, “me falta pelo”… Tantas y tantas críticas por no entrar en “esa perfección” socialmente creada en lugar de reconocer y agradecer todo lo que te aporta.

¿Cuántas veces te has parado a mirar tu cuerpo con amor y agradecimiento? ¿Cuántas veces te has acariciado simplemente para sentirte y cuidar de tu cuerpo?

Y es que, esta parte de ti tan importante y esencial, que te sostiene cada día, pasa desapercibida y nos olvidamos de cuidarla. Normalmente, estamos tan desconectados del cuerpo que no nos damos cuenta de las tensiones o las sobrecargas que se están generando, hasta que tienen que tomar forma de dolor para que le prestemos atención.

El cuerpo es muy sabio y avisa suave, poquito a poco, pero cuando no se le escucha acaba tocando fuerte, a veces, demasiado fuerte.

Todo lo que nos ocurre, las tensiones del día, el estrés, las emociones no resueltas, todo, se queda grabado en nuestro cuerpo cambiando nuestra postura corporal, nuestra respiración que se vuelve más superficial, generando tensiones en zonas como las cervicales, las lumbares, comiendo con ansiedad o al contrario, dejando de comer.

El cuerpo es un gran reflejo de cómo estamos y si aprendemos a escucharlo y a prestarle atención se convierte en una herramienta maravillosa para indicarnos y aclararnos emociones a las que a veces no sabemos ni poner palabras. Al mismo tiempo, cuando una emoción nos supera, bajar al cuerpo nos permite respirar y gestionar lo que está ocurriendo de otra manera. Incluso, cambiar nuestra postura corporal o nuestra forma de caminar, nos influye en nuestro estado de ánimo.

En la sesiones de terapia siempre prestamos atención al cuerpo, aprendiendo a hacerlo presente, es una herramienta maravillosa que nos expresa todo lo que necesitamos, solo hay que escuchar.

Si te apetece comenzar, te propongo un pequeño ejercicio: comienza por dedicar un espacio a tu cuerpo, observa tu postura corporal, dónde tienes tensiones, que zona está más cargada y empieza a escuchar lo que necesita. Si lo repites de forma habitual, cada vez será mas sencillo.

Una vez más, gracias por compartir tu tiempo conmigo.

Related Articles

Esta web usa cookies para mejorar tu experiencia. Al hacer clic en el botón Aceptar, aceptas el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos.    Leer más
Privacidad